lunes, 1 de febrero de 2016

Taoísmo




El taoísmo conforma una tradiciòn en la que podrían caber todas las demás filosofías y espiritualidades, quizà porque está en el corazón de todas ellas. Es una tradición que se pierde en la noche de los tiempos, se dice que el Tao te King lo escribió Lao Tse (persona de cuya existencia se duda, no resulta muy creíble que un hombre se llame "el sabio"). Se dice que el Tao te king  es un compendio de lo que ya llevaba existiendo desde hacia mucho tiempo y nos desafía permanentemente a romper nuestros esquemas.
 El mismo Heidegger, según muchos, el filosofo mas importante que dio el siglo XX, y lo que va del XXI, después de una trayectoria filosófica como pocas, donde llegó hasta la màs profunda naturaleza del ser, concluyó que la poesía era la manera definitiva de expresión...me parece de los momentos culminantes de la filosofía occidental, ese momento en que el cerebro racional se da cuenta de su limitación para abarcar la realidad. La realidad taoísta, el TAO sería algo parecido a lo que Kant llamó el “noumeno”, la realidad en si, mas allá de nuestro conocimiento, pero fuente de la realidad que conocemos.
Que la realidad tangible y medible que percibimos con los sentidos deviene de otra que no podemos medir se puede ver en muchos ejemplos de la vida cotidiana, una mente desordenada produce un día desordenado,una mente violenta produce un mundo violento,incluso casi cualquier objeto que os rodea, desde una mesa a un electrodoméstico, fue una idea en la mente de alguien. Estamos rodeados de necesidades que devinieron en ideas, que se materializaron en planes de acción u objetos.
No es casualidad que el Tao te king no esté escrito en modo de prosa, y curiosamente empieza diciendo que se puede hablar del tao, pero cuando defines al tao, éste ya no es el verdadero tao.
Estatua de Lao Tse, supuesto autor del Tao Te King.
El lenguaje, al fin y al cabo es un instrumento que se hizo para el mundo práctico, para las cosas, no para el “ser”, la psique o el alma. Cuando el hombre se vio apremiado a mejorar su eficacia a la hora de cazar en equipo,  diseñar las primeras estrategias,  compartimentar tierras o comerciar, se generó una necesidad que se materializó  en la creación de números y letras…pero cuando hacemos metafísica, y no pensamos las cosas medibles, sino al ente que piensa las cosas, el cerebro racional y su instrumento, el lenguaje, empieza a patinar sobre un terreno que ya no es el suyo. Así surge la meditación, quizá el acto mas metafísico que puede existir, la toma de conciencia directa con la realidad, sin mente, siendo simplemente consciente, despierto, ante la relación entre el mundo interno y externo, borrando la ilusion de separación de éstos mundos. Y desapareciendo la ilusión del “yo” y los “demás”, entre el “sujeto” y el “objeto”.
Cuenta la leyenda que Lao Tse se retiró del mundo a lomos de un buey. Cuando fue a cruzar la frontera, un agente de aduana lo reconoció y le rogó que dejara un legado escrito de su profunda sabiduría. A regañadientes Lao Tse escribió el Tao Te King y desapareció para siempre.


No es raro de este modo que casi todas las espiritualidades, desde el taoísmo, al sufismo, la cábala, los oráculos o las antiguas filosofías presocráticas o el I Ching, los vedas o los tantras, los conceptos mas elevados dentro del esoterismo y la mística, siempre son fluídos, abiertos, alegóricos y simbólicos, señalando direcciones pero invitando a la vez, dado su carácter abierto y divergente, a caminar uno mismo las direcciones…Son mensajes hechos para dar una respuesta única por cada persona que lo lee, ya que como rezan algunas tradiciones “hay tantos caminos para llegar a dios como personas hay en el mundo” y son conscientes de que las grandes verdades muchas veces no residen en grandes y grandilocuentes argumentos que tras sesudo razonamiento haya que entender.
Las palabras y los números se transforman en una herramienta mas, en un mero instrumento, quizá el màs básico, dedos que apuntan a una realidad que siempre está oculta bajo el velo de la razón…la unidad que se esconde bajo la dualidad, las viejas tradiciones místicas nos invitan a mirar a la luna y no al dedo que señala a la luna, porque al fin y al cabo la iluminación o la trascendencia no es algo que haya que entender, sino que es algo que hay que sentir y que vivir.
En la cultura taoísta, siempre afirman que el sabio, al contrario que el erudito que escribe grandes y densos libros al modo de muchos filosofos occidentales, es el que habla poco, ya que consideran que cuanto más entiendes, menos hablas (y viceversa!), por eso, al contrario que pasa con los eruditos, los sabios son tan difíciles de encontrar, es más, quizá los encuentres haciendo las labores mas sencillas y humildes.

Había un  cuento zen que hablaba de un aprendiz que llegó tras un largo camino a un  monasterio en el cual había un monje meditando en zazen, mientras otro monje barría en silencio la estancia. El aprendiz se arrodilló ante el monje pidiéndole el ingreso en el monasterio para aprender de él, a lo que el monje que estaba sentado el zazen le respondió: -para ingresar en este monasterio tendrás que pedirle permiso a mi maestro- dijo señalando al monje que barría en silencio.
El taoísmo tiene una clara inspiración en la naturaleza y busca encontrar el mismo equilibrio natural en el interior de cada persona.

La anécdota invita a pensar que el sabio es el que es capaz de conectar con las realidades mas profundas a través de las actividades mas simples. Ya no busca en los grandes libros sino en la vida misma, incluso en las actividades mas simples. Esta es una actitud deseable para el estudiante que se acerca a un terapeuta o libro o un simple curso de desarrollo personal, en los cuales a veces se requiere del estudiante, una actitud "sabia" ante las actividades que se proponen, las cuales, desde una actitud erudita, podrían parecer aparentemente tontas e inocuas. Dice el Kybalion, el libro de la filosofía hermética: << solo cuando el oído es capaz de oir, entonces vienen los labios que han de llenarlos con sabiduría >>.
Es tan importante como el contenido  el  hecho tener la mente preparada para dicho contenido. El la cábala hebrea, para acceder a cierto nivel de iniciación,  exige tener un mínimo de 40 años ya que desde esta tradición se entiende que uno tiene la mente preparada para asimilar ciertas cosas . La capacidad de tener la mente capacitada para, a través de las actividades mas inocuas conectar con las realidades mas profundas  es algo que puede llevar muchos años.
A un meditador profundo, como en la tradición zen, le basta una pared diáfana y lisa, para que nada le distraiga de su viaje interior.
El taoísmo habla de unidad, no de dualidad, los términos opuestos no se oponen, son complementariedades en continuo flujo, alto define dentro de sí a lo bajo, la luz define en sí la falta de oscuridad, pero la contiene en efecto. Esto nos provoca  a pensar de un modo diferente constantemente. Terminaré esta entrada con una frase de Joshu <<Cuando el hombre normal y corriente conoce, se convierte en un sabio y cuando el sabio conoce, se convierte en un hombre normal y corriente>>.

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