La sombra ha sido tratada tanto
por la filosofía como por la literatura y la psicología. Es un tema siempre
intenso porque su comprensión requiere siempre de nosotros, no podemos
estudiarlo como algo que no va con nuestra naturaleza, emisor y receptor se
transforman en una sola cosa, nos invita y nos tienta a abundar en nuestra
propia sombra, o así sería deseable. Cuando se habla del tesoro que hay en la
sombra se hace referencia a la salida del infierno dantesco, pero después de haberlo transitado o sea
después de haber reconocido lo que tenemos ahí guardado, integrarlo y trascenderlo.
Hoy vamos a tratar el tema de la
sombra desde una ley que se podría decir que es tan antigua como el mismo
hombre, es la Ley de la Polaridad.
Esta ley trata el tema de la unidad o totalidad que se
esconde tras la polaridad. Quizá el
propio Platón se refería a estos términos cuando hablaba de la metáfora de la
cueva, encadenados como estamos al mundo de las formas (polaridad), sin querer
ver la realidad que hay detrás (la totalidad), la cual se manifiesta ante
nosotros de un modo polar ya que la totalidad se nos evade de la reflexión
racional y de la conciencia misma.
Es un
concepto que lo encontramos en la filosofía
taoísta que explica la unión del
ying (la fuerza receptiva) y del yang (la fuerza irradiante) dos fuerzas
opuestas que mutuamente se complementan y definen para llegar al TAO.
En la filosofía hermética también encontramos estas referencias. A la hora de intentar explicar el funcionamiento del universo, los hermentistas postularon 7 leyes para explicar su funcionamiento, una de ella es la ley de la polaridad, que viene a contar algo muy parecido a lo que Lao Tsé afirmaba a miles de kilómetros de distancia en su Tao te King. Los hermetistas hablaban en términos de unidad del sol (arquetipo de lo masculino y consciente) y la luna (que representa lo femenino, inconsciente, intuitivo) o la simbología de la vara de Hermes-caduceo, con las dos serpientes que simbolizan las fuerzas opuestas.
En el hinduismo llama a la totalidad neti
neti literalmente “ni esto ni
aquello” y despliegan la polaridad de un modo muy parecido al caduceo, en
forma de dos corrientes de energía: Ida
(femenina) y Pingala (masculina) que
se enroscan cual serpientes alrededor del canal medio Shushumna. En la Cábala
se llama al Ain Soph a la “existencia negativa no manifestada”,
que no por no ser manifestada no existe. Trata la cábala la cuestión de la
polaridad con las tres columnas del árbol de la vida. En algo así debió de
pensar Hegel cuando postulaba los tres pasos de la dialéctica: tesis (principio
afirmativo), antítesis (principio negador) y síntesis (un principio que incluye
los otros dos).
El ying yang: símbolo taoísta que representa la polaridad |
En la filosofía hermética también encontramos estas referencias. A la hora de intentar explicar el funcionamiento del universo, los hermentistas postularon 7 leyes para explicar su funcionamiento, una de ella es la ley de la polaridad, que viene a contar algo muy parecido a lo que Lao Tsé afirmaba a miles de kilómetros de distancia en su Tao te King. Los hermetistas hablaban en términos de unidad del sol (arquetipo de lo masculino y consciente) y la luna (que representa lo femenino, inconsciente, intuitivo) o la simbología de la vara de Hermes-caduceo, con las dos serpientes que simbolizan las fuerzas opuestas.
Visión griega e india de las dos energías polares |
La cualidad de la totalidad está
pues fuera de la razón y de la capacidad de la mente, surgen así todos los métodos que llaman a la
quietud de ésta para vivir la totalidad, dependiendo del lugar: la meditación,
el tai chi, el chi gong, los bailes
rituales o las danzas sufíes. En la imagen de abajo podemos ver que el contraste, la polaridad, hace que podamos ver dos caras o una copa, pero es imposible ver la totalidad, nuestra conciencia solo puede ver o una cosa o la otra consecutivamente, aquí surge el tiempo, en la conciencia, que proyectamos hacia el exterior, pero la totalidad no tiene tiempo, tal y como se dice de quienes meditando conectan con la totalidad, mas allá de sus conciencias.
En resumen podríamos decir que todos partimos de una “unidad” que vamos perdiendo en nuestro proceso de socialización a través de nuestros padres, familia, sistema educativo, clase social, país, etc y obviamente a través de nuestra propia conciencia. En ese proceso vamos eligiendo o nos van eligiendo, según el caso, entre una forma de ser, que va dejando en la sombra todo lo que ha sido rechazado o mal visto o condenado, creando una "existencia negativa no manifestada" como dice la cábala en el anterior párrafo.
Un verso del Tao te King resume muy bien lo
que deberíamos aprender de la polaridad:
“El que dice: hermoso
está creando: feo
El que dice: bien
está creando: mal.
Resistir determina: no resistir,
confuso determina: simple,
alto determina: bajo,
ruidoso determina: silencioso,
determinado determina: indeterminado,
ahora determina: otrora.
Así pues, el sabio
actúa sin acción,
dice sin hablar.
Lleva en sí todas las cosas
en busca de la unidad.
Ël produce, pero no posee
Perfecciona la vida
pero no reclama preconocimiento
y porque nada reclama
nunca sufre pérdida.”
Cuando elegimos ser tranquilo,
dejamos un nervioso en la sombra, cuando elegimos ser pacifico estamos dejando
una ira no expresada en la sombra, porque tal identificación con una parte de
nosotros, está negando a la otra, así es la polaridad, y en la negación está el
origen de nuestra tensión, nuestra
neurosis e incluso de nuestra salud (ya
hablaremos de la relación entre todos estos planos, que es mucha). El gran
error de base es concebirnos polarmente, ya que somos una totalidad, somos la cara y la copa al tiempo. De este
modo si nos identificamos con una parte, lo único que estaremos haciendo es
dejar la otra parte en la sombra, porque tanto un polo como el otro son la
misma cosa, vistos desde la unidad. La diferencia entre blanco-negro,
tranquilo-nervioso, generoso-ávaro, sombra-luz, es una diferencia de grado, no
de cualidad. Y ambos dos polos tienen una relación de complementación, no de
exclusión.
El Sandokai, un famoso texto Zen dice:
“Luz y oscuridad
están frente a frente.
Pero la una depende de la otra
Como el paso de la pierna izquierda
Depende del paso de la pierna derecha.”
Esta teoría nos invita a ver los
polos solo ligeramente, ya que lo deseable sería poder ver la unidad en todo.
La clave para entender a los demás y a nosotros mismos es ver nuestra foto y
nuestro “negativo”, ver qué es lo que estamos dejando en la sombra, porque la
sombra busca su modo de expresión y si la negamos ésta se expresara a través de
nuestro cuerpo, escenario este donde se plasma el conflicto a través de
alergias, asma, problema de riñones, etc etc. No es raro encontrar correlación
entre personas tranquilas en la “foto”, pero que cuando duermen rechinan los dientes
hasta desgastarlos o sufren de diferentes alergias, expresiones de emociones en
el “negativo” que está reprimida o condenada y la cual sale por los
canales que puede ya que en la “foto” es negada. Lo mismo se puede advertir en
los casos de gente dulce y educada que al pasar el umbral de la puerta se transforman
en personas iracundas o maltratadoras. Un caso significativamente interesante
es el de la iglesia, con una clarísima identificación polar con el “lado bueno”,
que deja una enorme sombra que se puede ver en los abusos de la iglesia,
conocidos por todos.
¿qué
persona has ido dejando en la sombra?
¿qué
cosas te tensionan que ves en los demás?
¿tienes
alguna patología persistente en tu cuerpo físico?
¿cuáles
son tus juicios?
¿la gente que te conoce suele decir algo concreto de ti, hay algún adjetivo compartido?
¿la gente que te conoce suele decir algo concreto de ti, hay algún adjetivo compartido?
En la próxima entrada se tratará
el tema de la relación entre la sombra y la salud y compartiré claves muy importantes
para detectar la sombra en nosotros y en los demás, que al fin y al cabo son
la misma cosa. Y caminar juntos la senda que lleva a la persona completa en
lugar de a la “buena persona”.
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