Según muchos nutricionistas la adicción al azúcar se diferenciaría de la adicción a otras drogas sólo por una cuestión de grado.
El azúcar en nuestro organismo sigue un ciclo muy parecido al de cualquier droga. Al tener un índice glucémico tan alto, es rápidamente absorbido por el intestino delgado, lo cual hace que tengamos un alto contenido de azúcar en sangre (hiperglucemia). Una vez ocurre esto nuestro páncreas se ve obligado a secretar grandes cantidades de insulina que, además de inhibir la liberación de hormonas del crecimiento (situación que deprime nuestro sistema inmunitario) hace que pasemos de un estado de hiperglucemia a uno de hipoglucemia produciendo que nuevamente que busquemos otra fuente de azúcar para volver a empezar el ciclo y que se cierre el bucle. Esta situación, prolongada en el tiempo, termina estresando al páncreas provocándose una diabetes.
Este proceso tiene su correlación en el plano psicológico: cuando estamos en hiperglucemia sentimos una gran excitación física y psíquica, y este factor no ayuda mucho a personas que sufran de hiperactividad, trastorno de déficit de atención o trastorno bipolar, por solo poner algunos ejemplos. Lo que viene después es la hipoglucemia, que en el nivel psíquico se traduce en un repentino decaimiento, depresión mental y cansancio físico. Si, por ejemplo, hemos desayunado bollería refinada con un café con azúcar sentiremos esa hiperglucemia para luego, a media mañana, caer en un cansancio acompañado de una necesidad de tomar nuevamente otro café con azúcar o cualquier otra fuente de azúcar para volver a "subir".
Esta dinámica en forma de "montaña rusa" fisiológica y psicológica, prolongada en el tiempo, degenera los mecanismo reguladores del metabolismo y terminan agotando al sistema nervioso, lo que nos conduce a un estado crónico de cansancio, irritabilidad, agresividad y debilitamiento general, dependiendo cual sea nuestro temperamento.
Paralelamente a todo esto, cuando tomamos azúcar o harina blanca perdemos vitaminas del grupo B, calcio, fósforo, hierro, o otros elementos nutritivos que salen directamente de nuestras reservas. Esto es porque el azúcar acidifica nuestro organismo, lo que lleva a que tengamos que extraer los minerales de nuestro cuerpo, sobre todo de nuestros huesos, para compensar dicha acidificación, esto provoca, entre otras cosas, caries, osteoporosis o proliferación de bacterias como la famosa candida albicans.
¿aún crees que el azúcar no es una droga?
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