Siempre me han gustado las películas de espías. Esas películas donde captaban a un personaje (protagonista) para alguna central de inteligencia que convertía a un hombre común en un auténtico espía. Me encantaban esas escenas en que preparaban al protagonista para engañar a las máquinas detectoras de mentiras aprendiendo a reducir su presión sanguínea y sus movimientos oculares. O esas escenas en que entraban en una sala con o sin gente y memorizaban, en segundos, la mayor cantidad de detalles posibles. Siempre se destilaba el mensaje: "cada detalle es un indicio". Esta actitud es algo que tengo muy presente en mis sesiones y concretamente en la comunicación no verbal nos va a ser muy útil, porque para detectar los indicios hace falta una actitud como la que se veía en esas películas de espías. Y a veces un microgesto de décimas de segundo nos puede revelar donde está una mentira. Doyle Brunson, quizá el mejor jugador de póker de todos los tiempos decía en una entrevista que podía detectar en un jugador un farol por cómo le palpitaba la yugular en el cuello, ¿increíble, verdad?.
Mentir es un proceso donde se hace especialmente importante fijarse en los detalles, hay una regla básica para todo el que pretende "leer" el cuerpo y es que no hay un gesto que diga nada por sí mismo, todo hay que verlo en su conjunto, con otros items como el volumen de voz, cómo se dicen las cosas y con que otros gestos está acompañado. El ejercicio de interpretar el lenguaje no verbal es parecido al de aprender un nuevo lenguaje y uno cuando aprende un nuevo idioma no se queda en el concepto que encierra una palabra, sino que las une a otras para formar significados mas amplios. En el caso del lenguaje corporal en vez de palabras hay otros signos más físicos y diferentes movimientos que hay que percibirlos en su globalidad, como un todo que nos abre la puerta hacia el mundo insconsciente del otro.
Partamos de la idea de que es imposible decir la verdad todas las horas de un día. No poner un "filtro" que nos regule decir lo que pensamos en todo momento podría ser un desastre en nuestras relaciones con los demás. Imagínate si dijeras todas las mañanas a tu jefe lo que piensas de él!. Se dice que una persona miente una media de 2 o 3 veces a lo largo de 10 minutos de conversación (estudio de Robert Feldman, Universidad de Massachussets)
Si tan solo dijeramos la verdad probablemente nuestra vida en sociedad se vería en serio peligro. Hay mentiras constructivas que facilitan la relación con las personas que nos rodean. Son la llamadas mentiras blandas, que buscan el bienestar del prójimo y la facilitacion social (fingiendo que te gusta la misma música o las mismas películas, etc) a veces evitando o disminuyendo algunas verdades duras.
Y en la mentira se da la especial dificultad de interpretar mensajes contrarios que se pueden estar diciendo a un tiempo. Una parte consciente que nos quiere mentir, ocultar o "maquillar" algo, se solapa con una parte insconsciente a través de los movimientos y los gestos. En el caso de las mentiras las señales son mas leves que en otros pero uno puede detectar disonancias, gestos que la persona realiza automáticametne sin darse cuenta.
Te invito a que observes a los demás con esta nueva forma de mirar!
No hay comentarios:
Publicar un comentario